El camino

Por la manchega llanura, el camino le decía al cansado caminante.

Qué feliz me hacen tus pasos decididos y con prisa.

Cada día yo te espero por verte aquí  aparecer. Tus pisadas me parecen caricias de amanecer.

Tú porte erguido y firme, tu bordón de apoyo suave. Tú sombrero bien calado y tus alforjas al hombro, me anuncian que el viaje es largo.

Cuando empieza la solana y el sol comienza a quemar, con los chopos de la ribera sombra te doy al andar.
Jugueteas con dos cantos en tu cantarín andar, pero al olor del romero, tus pies, se niegan a andar.

Un pequeño ramillete de tomillo y de romero en tu sombrero colocas, pensando en aquella joven y en la trenza de su pelo.

Te ofrezco sombra de encina, para tus pies aliviar y en el derrumbado muro te sientas a descansar.

La fuente llena de juncos sacia tu imperiosa sed ; calma le das ahora, a tu alma y a tus pies.
Que frescor te proporciona mi hierba corta pisar. Descansado y con más fuerzas, reinicias ya tu andar.

corre el agua cristalina queriéndote acompañar.

María José Used

Junio 2017

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