Toda una vida

Los días transcurrían ya para ellos despacio, monótonos….

Apenas se miraban de vez en cuando. El, sentaba su cuerpo cansado de 90 años en su sillón, con la mirada perdida en el gran ventanal, recordando su vida, su niñez, el seu avi, el seu pare, sus muchos logros.

Ella, mirando también a través de la ventana, en especial desde que la vida la sentó en aquella silla de ruedas…intentando captar ese pequeño rayo de sol o contemplando sus rosales floreciendo en diciembre, porque hasta las rosas se negaban a reconocer que llegaba el invierno y de soslayo lo miraba a él.

-Estas be ? Le preguntaba. Vols alguna cosa ?.Que Tens fred?.

-No..Monserrat estic be. Y tú ?..-yo tambe estic be – Le contestaba ella.

Después, otra vez sumidos en el silencio, los pensamientos se adueñaban de nuevo de ellos.

La vida discurría ya para ellos, solo a través del gran ventanal ;por el veían correr la vida…..quien iba y venía, en un vano intento de querer acompañarlos en su caminar, casi viviendo su vida y sus sueños a través de ellos.

Por las mañanas al despertar, el la saludaba cariñoso desde su cama.

-Montserrat……. Montserrat Bon díaaa.

Montseee.

Montseeee.

Montserrat amb sents ? No dius res?.

Montseee … que ya no m’estimes ?.

Ella, apenas sin fuerzas para empezar el día desde su cama giraba lentamente la cabeza y le sonreía.

Con una mirada ilusionada que lo decia todo …porque era toda una declaración de amor, que le hablaba desde el amor más entregado, el de toda una vida.

A pesar de todo …incluso con los posibles y seguros agravios de toda una vida .

Todo eso era pasado.

Ya levantado, el se acercaba a ella y le daba un suave beso en los labios que ella devolvía como una niña ilusionada.

Viéndolos, uno ya no se preguntaba lo que era el amor, porque el Amor eran ellos.

María José Used

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